los estímulos que genera el cambio climático sobre los ciclos hidrológicos  no tendrán repercusión mayor sobre la disponibilidad del recurso agua, es una clara 

Pensar que nuestras actividades y señal de que las posiciones políticas, ideológicas y personales buscan relativizar las evidencias científicas inequívocas sobre este problema, pero, ¿Cuáles son estas evidencias?, ¿Cómo nos afectan?, ¿y qué importancia tienen las políticas públicas y nuestra demanda de energía y recursos en prever este desastre?, todo esto lo abordaremos a continuación de la forma más sencilla y directa posible comenzando por las evidencias científicas que poseemos sobre los cambios en los ciclos hidrológicos. El principal riesgo que conllevan las actividades humanas y la producción de gases de efecto invernadero, principalmente CO2, es su íntima relación con el incremento de la temperatura a nivel global, la cual genera una gran variabilidad en las precipitaciones, de las cuales encontramos dos grandes dimensiones las cuales son la presencia o ausencia de estas, debido a que con temperaturas más cálidas por un lado se alteran los regímenes de circulación atmosférica, afectando así en la frecuencia y estacionalidad de las precipitaciones produciendo sequías, y por la otra parte ocasionando un incremento en la tasa de evaporación y precipitación, haciendo más frecuente las precipitaciones de gran intensidad e inundaciones, ambos fenómenos ponen pendiendo de un hilo nuestra disponibilidad de recursos hídricos, y por lo tanto también con ello nuestra capacidad de desarrollo y supervivencia. Las posibles inundaciones producto de las precipitaciones de gran intensidad en cortos periodos de tiempo afectan la calidad del agua potable, debido a que los sistemas que transportan este preciado recurso se pueden ver afectados por una posible contaminación a causa del tránsito de agua contaminada dentro de las redes de agua potable, esta agua contaminada es asociada principalmente a aludes, los cuales son flujos con alta concentración de sedimentos conformados por barro, rocas, grandes restos de vegetación y acarreo de materiales y desperdicios hechos por humanos, por lo tanto gran parte de esta agua no puede ser aprovechada. Las precipitaciones intensas o lluvias torrenciales no solo ponen en peligro los recursos hídricos en el sentido cualitativo, sino también en el sentido cuantitativo debido al volumen de escurrimiento de las cuencas, ya que la variabilidad climática produce que estas lluvias de gran intensidad sean esporádicas, en consecuencia interfieren con el correcto comportamiento de los glaciares, los cuales deben mantener un volumen constante de hielo, el cual una vez producido el deshielo, drena, manteniendo la acumulación de agua necesaria para mantener las cuencas y el escurrimiento de esta a través de las corrientes fluviales, todo este proceso al verse interrumpido pone en grave riesgo la cantidad de recursos hídricos disponibles. El otro fenómeno extremo que acompaña estos cambios en los ciclos hidrológicos es la sequía, y por tanto la ausencia de precipitaciones, este espectro es provocado como ya fue mencionado por la preponderancia de condiciones de circulación atmosférica y oceánicas que no permiten el avance de sistemas frontales, manteniendo esta condición por un periodo largo de tiempo como lo es en nuestro país, donde por ejemplo en la zona central se lleva agudizando por más de 12 años estas condiciones producen que las altas presiones oceánicas no permitan el avance de los sistemas frontales hacia esta parte del país, esto en consecuencia ocasiona graves problemas en el abastecimiento de recursos hídricos, puesto que son eventos que cubren grandes dimensiones espaciales y son de un desarrollo paulatino, el déficit de precipitaciones hace recaer sus consecuencias en las concentraciones de agua tanto en las cuencas como las vías fluviales, reduciéndolas de forma sustancial. No es necesaria demasiada pericia sino sentido común para comprender que el hecho de que estos fenómenos producidos por el cambio climático traigan consigo graves repercusiones sobre las fuentes hídricas que poseemos, significaran grandes impactos en nuestro estilo de vida y capacidad de desarrollo, dado que el consumo de este recurso a nivel de vida y supervivencia es esencial y no puede reducirse, y a nivel de desarrollo social-económico generará grandes pérdidas productivas en el sector agropecuario, el cual podría llegar a un punto extremo de no ser capaz de producir los suficientes bienes alimenticios para todos y a corto plazo podría obligar el término de la producción de muchos productos agrícolas que no lograrían alcanzar la cuota hídrica necesaria para seguir subsistiendo, si esto no fuera suficiente, el daño a los ecosistemas y biodiversidad será irreparable, ya que todas la especies dependen de este recurso, y muchas de ellas no lograrían adaptarse a un futuro donde estén obligadas y privadas de consumir este vital recurso, en consecuencia desapareciendo, ahora, entendiendo que este cambio climático ha sido producido por nuestras actividades y será cada vez más drástico si no logramos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y con ello disminuir o frenar las alzas de temperatura globales, pienso que la ciudadanía y las personas no deberían esperar solo soluciones gubernamentales, sino también tomar acciones individuales y en masa para lograr este desafío en común, donde el uso y gasto energético consciente sea el pilar del desarrollo sustentable, tomando medidas simples como evitar el uso de automóviles para recorrer distancias pequeñas, y en cambio volver a utilizar las piernas ya sea caminando o empleando las bicicletas, o tomar medidas en masas como la exigencia a los gobiernos de acelerar el uso de tecnologías, métodos y fuentes de energía sustentables en la industria energética, ya que tampoco estos pueden hacerse los desentendidos de su rol regularizador, y en el caso de que estos no obliguen al sector empresarial e industrial a cambiar sus prácticas depredadoras y explotadoras, será necesario que nosotros como individuos de esta sociedad de consumo en la que nos vemos involucrados, castiguemos aquellas entidades en la adquisición de bienes y servicios evitando o reduciendo lo máximo posible el consumo y compra de estos. La relativización de este problema es dado en mayor parte por el modelo económico anti-ético y depredador que garantiza el uso indiscriminado e indebido del agua y el gasto energético inconmensurable, como lo es el caso de Petorca y otros sectores de la zona central, donde grandes grupos económicos se han apropiado inescrupulosamente del agua gracias a legislaciones y marcos legales que respaldan estas prácticas, las cuales  han provocado que comunidades, ecosistemas, pequeños y medianos agricultores  hayan perdido el acceso a este valioso recurso resultando en daños incalculables tanto para sus vidas como la biodiversidad que los cobija.

Las acciones individuales sin duda serán de una gran e importantísima ayuda ante este problema, pero será necesario también que como individuos nos organicemos y demos valor a la palabra ciudadanía, obligando, presionando y cooperando también hacia la transición de un futuro sustentable y responsable con el consumo y uso tanto de energías como recursos, en el cual no permitamos que aún existan marcos legales que apoyen las practicas industriales despectivas contra la vida y el bien común tanto de las personas como los ecosistemas con las cuales compartimos la biosfera y los invaluables recursos y bienes que en ella se nos brindan.

Marcos Valenzuela

4 medio A, 2021

Liceo San Esteban