Por: Eduardo Torres Gutiérrez.
Docente en Psicología Social.
Universidades de Valparaíso y Universidad Aconcagua
Área Psicosocial de Asesorías HUILLIMAPU
La Constitución de 1980 no concito la unidad de todos ni tampoco fue democrática, es más no contó con la participación ni la opinión de la oposición política, pues varios de ellos estaban siendo torturados, violadas, exiliad@s o ya eran desaparecid@s, es más, la actual constitución del 80 no habla para nada de víctimas de terrorismo, de derechos de agua, pueblos indígenas, ni menos de salud mental ninguna constitución, en el pasado, ha concitado la unidad de todos los chilenos, es más, ninguna constitución ha sido la casa de todos, pues éstas siempre han sido escrita y redactada por grupos oligárquicos y de las elites chilenas, más sin embargo, el gran ausente ha sido el verdadero soberano absoluto “EL PUEBLO”, por lo que no entiendo por qué, nuevamente las oligarquías chilenas, que no quieren perder sus privilegios y desean que les sigamos trabajando eternamente a cambio de nada, imponen todas sus ideas a pie forzado haciendo vista gorda de su conducta y actitud en el pasado.
Hoy piden que la constitución sea “la casa de todos”, ¿pero por qué este leimotiv no fue exigido a la dictadura civico-militar de Pinochet? Parece que por más de 2 siglos, las constituciones chilenas no han sido jamás “La Casa de Todos”, si no de unos pocos privilegiados, pues por si se les olvido, debemos recordar que 100 mil adolescentes al año, están fuera del sistema educativo chileno, de los cuales más del 50% han sido expulsado de los colegios. Este 2022 se confirma que existe un 39% de ausentismo escolar, o sea, 1.200.000 no asisten a clases, quedando esos niñ@s a merced de la calle ¿La Casa de Tod@s? A estos datos debemos agregar que 500 mil familias, actualmente (en esta Pandemia) tienen deudas en los Servicios Básicos (Luz -Agua – Arriendo por nombrar algunos) de las cuales 5 mil familias pertenecen a nuestra Región de Valparaíso. Según CASEN 2020, hay 2 millones de pobres (10%) en Chile, y tenemos un déficit de 450 mil viviendas adecuadas, 180 mil hogares de allegados y un alto porcentaje arrienda ¿La Casa de Todos? En Chile existen 528.754, jóvenes de entre 15 y 29 años (13% de la población joven), que ni estudian ni trabajan (Los “Nini”). El 40% de las personas en situación de Calle estuvo en algún programa psicosocial del otrora SENAME. El 50% de los detenid@s en las Revueltas político-sociales de Octubre 2019-2020 pasaron por algún programa del ex – SENAME. De cada 2 personas condenadas en las cárceles, 1 ha pasado por el SENAME. 1 de cada 3 niñ@s ha sido vulnerado y abusado sexualmente en sus derechos infantiles. 141 niñ@s al día sufren violencia sexual. 191 niñ@s fallecieron por diversas causas, el 2019, estando bajo la protección del SENAME ¿La Casa de todos? Al 50% de las familias chilenas no les alcanza para llegar a fin de mes y los indicadores epidemiológicos (Determinantes Sociales de la Salud de la OMS) demuestran que la pobreza daña la salud mental y aumenta la muerte prematura. En síntesis, según el Programa para la evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, Chile ocupa el segundo lugar, como país más segregado social y educativamente del planeta, ¿Esta es la Casa de todos que pretenden seguir manteniendo en el tiempo por 40 años más? El doble estándar, el mensaje de “doble” -dinámica comunicacional que está comprobado en el campo clínico- es dañino para la salud mental del Pueblo y ya hemos vivido mucho tiempo en esa dinámica en este país y lo lamentable es que la elite, la clase política NO lo están viendo y están discutiendo ciegamente en rechazar para reformar o aprobar para reformar, ¿No será mejor aceptar que para conquistar la PAZ SOCIAL debemos aprobar un modelo con más JUSTICIA SOCIAL, pues ello es más sano para tod@s y no sólo para unos pocos? Parece que la “Casa de todos” o la “Unidad de todos” es una quimera manipulada antojadizamente por esos grupos que desean seguir manteniendo las desigualdades, inequidades e inseguridad social, para profitar de ellas y así seguir manteniendo su Statuo Quo de egoísmo por sobre la solidaridad y sororidad.
En el mes de julio, el Papa Francisco se reunió con las comunidades tribales de Canadá, no para danzar al ritmo del tambor sagrado tribal, sino para pedir perdón por todos los abusos y atrocidades cometidas en contra de estas primera naciones en el país del norte, más sin embargo, la oligarquías chilenas, extrañamente, que se dicen ser cristiana o pertenecen incluso a grupos radicales católicos como Opus Dei o Fiducia, no aceptan la “buena nueva” de reparar el daño causado a los Pueblos originarios en Chile. Rechazar la posibilidad de cambiar, rechazar la posibilidad real y verdadera de reconstruir un país, que siempre ha sido “multiversal” y diverso, es negar la esencia del ser mismo, es negarse a sí mismo. El poeta japonés, Shuntaro Tanikawa, escribía años atrás: “antes del amanecer vino, la poesía, las montañas y ellas no rechazan la poesía, tampoco las nubes, tampoco el agua, tampoco las estrellas, quien rechaza es siempre la gente con miedo, con odio, con locuacidad”
Tenemos la gran posibilidad histórica de cambiar, de abrazar una Nueva Constitución en que ninguna persona, ni ninguna comunidad quede fuera o quede desprotegida de sus Derechos Humanos o esperando otros 40 años para que se “abran las anchas alamedas” para tod@s y así la “Casa de todos” sea realmente “de tod@s” y no la mansión lujosa de unos pocos.