Una vez más, el Gobierno ha demostrado su desconexión con la realidad de la clase media en Chile y las pymes. El reciente anuncio de un subsidio en las cuentas de luz, limitado solo al 40% más vulnerable, es una muestra palpable de esta indiferencia. Esta medida insuficiente y tardía olvida que el alza en las cuentas de luz afecta a todos, no solo a los más vulnerables.
Es evidente que el Gobierno reacciona tarde, solo cuando el problema les explota en la cara. La ciudadanía de Atacama, especialmente en Copiapó, enfrentará la mayor alza en las tarifas eléctricas del país: Una familia que pagó $50.000 en junio (por 265kwh consumidos), en julio pagará $70.000.
Resulta incomprensible que en una región que produce el 15% de la capacidad instalada del país gracias a sus plantas fotovoltaicas, sus habitantes no reciban ningún tipo de beneficio por ello.
Esta situación no es nueva. La vulnerabilidad económica de las familias de Atacama y de todo el país es bien conocida, y este aumento en las tarifas agravará aún más su situación. La respuesta del Gobierno ha sido, una vez más, insuficiente y tardía.
La preocupación de los ciudadanos de Copiapó es palpable. “¿Qué va a pasar? ¿Podríamos hacer algo?” son preguntas recurrentes que reflejan la desesperación de quienes ven cómo sus ya ajustados presupuestos se ven aún más comprimidos. La gente entiende que las tarifas estuvieron congeladas durante la pandemia, pero eso no justifica la falta de apoyo para enfrentar este nuevo golpe económico.
El llamado al Gobierno es un llamado a la empatía y a la acción. No solo para las personas, sino también para las pequeñas y medianas empresas que verán incrementados sus costos operativos debido a este aumento en las tarifas eléctricas. La luz es fundamental para su funcionamiento, y un incremento en su costo puede tener efectos devastadores en una economía ya de por sí frágil.
Es imprescindible que el Gobierno evalúe y adopte un sistema para mitigar los efectos de este alza. No podemos permitir que la situación económica del país, que ya es compleja, se deteriore aún más.
Es hora de que el Gobierno deje de reaccionar tardíamente y empiece a prever y solucionar los problemas antes de que se conviertan en crisis. La clase media no puede seguir siendo olvidada en las políticas públicas. Es momento de que se les dé el apoyo que necesitan y merecen.