Carta/Columna: “Halloween: la magia del juego y el disfraz”.-

Más allá de los dulces y las historias de terror, Halloween se ha convertido en una ocasión ideal para que las familias vivan la creatividad y la colaboración. Esta celebración invita a transformar el hogar en un laboratorio de imaginación y unión familiar, donde el disfraz y la decoración se convierten en medios para fortalecer el juego y el aprendizaje.

El disfraz hecho en casa valida la imaginación del niño. Al construir su personaje, el niño se apropia de él, lo vive y desarrolla una narrativa propia, lo que es vital para su desarrollo cognitivo y social. Este proceso, que implica idear, recortar, pegar o coser materiales, estimula tanto la creatividad como la motricidad fina, al tiempo que fomenta la resolución de problemas y el trabajo en equipo entre padres e hijos.

En tanto la decoración y la puesta en escena amplían la magia del juego. Representar personajes, pedir dulces o participar en fiestas permite a los niños explorar distintos roles sociales, practicar la empatía y compartir con otros de manera divertida y segura.

Para aprovechar al máximo esta fecha, se sugiere organizar un “taller de diseño” en casa con materiales reciclables, invitar a los niños a narrar la historia de su personaje y participar en la decoración del hogar. De esta manera, Halloween deja de ser solo una noche de disfraces para convertirse en una experiencia de conexión emocional, creatividad y recuerdos compartidos.

Halloween es más que un feriado, es una invitación a desconectarse de las pantallas y reconectarse con la imaginación y la alegría del juego en familia.

Andrea Mira

Académica Escuela Terapia Ocupacional

Universidad Andrés Bello