Carta/Opinión: Inclusión no es igualar

El Día Internacional de la discapacidad nos invita a reflexionar sobre cómo avanzamos y cómo aún debemos avanzar, hacia una sociedad que promueva la inclusión real de todas las personas que presentan una condición de salud. Sin embargo, es fundamental cuestionar una idea que suele instalarse en el debate público: que incluir implica igualar.

Hablar de inclusión no puede ser equivalente a “igualar para lograr”. Las distintas condiciones de salud física, del desarrollo o del aprendizaje no nos llaman a homogeneizar, sino a comprender, caracterizar y desplegar estrategias específicas que permitan el acceso, la participación y el bienestar de quienes las requieren.

Pretender que todas las personas “logren lo mismo de la misma manera” no solo desconoce la diversidad humana, sino que puede terminar perjudicando los avances en inclusión. No todos necesitamos lo mismo, no todos aprendemos igual, ni sentimos o sabemos de la misma forma. Por eso, el desafío no es replicar caminos, sino habilitar trayectorias diversas.

La verdadera inclusión exige diferenciar y distinguir, también identificar qué necesita cada persona para alcanzar su bienestar y decidir cómo implementar estrategias que favorezcan su funcionalidad y autonomía. Ese es el camino hacia una sociedad que no solo habla de inclusión, sino que realmente la práctica.

Claudia Figueroa

Académica de la Escuela de Fonoaudiología

Universidad Andrés Bello