Carta/Opinión: La soledad de las personas mayores en fiestas de fin de año.-

La soledad de las personas mayores es una realidad silenciosa que adquiere especial visibilidad durante las fiestas de fin de año. En una época culturalmente asociada a reuniones familiares, celebraciones y compañía, muchas personas mayores enfrentan la Navidad y el Año Nuevo en aislamiento, con una profunda sensación de ausencia y tristeza.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada seis personas en el mundo declara sentirse sola. Entre 2014 y 2019, la soledad se asoció a cerca de 100 muertes por hora, superando las 871.000 defunciones anuales, cifras comparables al impacto de factores de riesgo ampliamente reconocidos como el tabaquismo o la inactividad física. Estos datos confirman que la soledad no es solo una experiencia emocional, sino también un problema de salud pública.

En Chile, diversos estudios que han seguido a grupos de personas mayores muestran que quienes se sienten solos realizan menos actividad física, presentan más síntomas depresivos, perciben menor apoyo social y mantienen redes de contacto más limitadas. Además, exhiben mayores niveles de fragilidad, condición que incrementa el riesgo de dependencia y deterioro funcional. Esta situación es más frecuente en personas que viven solas, que perciben su salud como deficiente y que participan poco en actividades comunitarias.

Durante las fiestas de fin de año, estas sensaciones tienden a intensificarse. La ausencia de visitas, llamadas o invitaciones contrasta con las expectativas de encuentro, potenciando sentimientos de tristeza y reactivando duelos por pérdidas significativas. Frente a este escenario, fortalecer las conexiones sociales se vuelve fundamental. Promover vínculos familiares, comunitarios e intergeneracionales no solo reduce la soledad, sino que también mejora la salud y la calidad de vida de las personas mayores, durante las fiestas y a lo largo de todo el año.

Alejandra Araya

Dr. en Ciencias de la Enfermería

Universidad Andrés Bello.-