Por Rafael Reyes Fuenzalida
Escritor y concejal de San Esteban
”
Generalmente, cuando hablamos de sueldo mínimo, lo hacemos desde una lógica vertical: el Estado impone una cifra y el empleador la cumple como obligación. Pero esta semana escuché un concepto que me removió: salario vital. Una propuesta que no solo habla de sobrevivir, sino de vivir con dignidad. Y fue ahí donde comprendí, con más claridad, cómo muchas veces las políticas públicas se han diseñado sin diálogo con el pueblo, sin mirar la realidad concreta de quienes las viven.
Recordé el fracaso del Transantiago, una política pública impuesta desde arriba, sin participación real, que terminó afectando duramente a los sectores más vulnerables. Lo mismo ha ocurrido con otras iniciativas que, aunque bien intencionadas, se diseñaron desde escritorios lejanos, sin escuchar a quienes recorren las calles cada día.
Pero también existen ejemplos luminosos. Políticas nacidas desde la horizontalidad, con diálogo territorial y voluntad popular. Pienso en las farmacias comunitarias, en las ópticas populares, en la reciente ley de 40 horas laborales, o en el royalty minero, que por fin reconoce que los territorios deben recibir una compensación justa por los recursos que se extraen de su suelo.
Hoy más que nunca, debemos exigir que las políticas públicas se diseñen desde la base, con participación real. No basta con consultar o informar: hay que construir con la gente, hablar el mismo idioma, escuchar con humildad y actuar con consecuencia.
Porque solo así los beneficios del royalty podrán llegar realmente a las comunas. Solo así los municipios podrán fortalecer sus servicios sociales, culturales y de salud. Y solo así podremos avanzar en una economía más justa, democrática y solidaria.
La política no puede seguir siendo un monólogo desde Santiago. Tiene que ser un gran diálogo nacional, con acento en las regiones, en los barrios y en la gente.
Por eso, desde San Esteban, como concejal y como ciudadano, reafirmo la necesidad de una política pública construida desde abajo, con el pueblo y para el pueblo.