EL DECISIVO MES DE LAS LISTAS PARLAMENTARIAS.-

Por Patricio Navia

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

Si la derecha no logra una lista de unidad y la izquierda se presenta en una lista única, la mayoría en el Congreso estará en manos de la izquierda en el periodo 2026-2030.

Hoy por hoy, parece haber más incertidumbre en Chile respecto a cuál será la composición del Congreso que sobre el color político que gobernará en La Moneda en los próximos cuatro años. Después que la candidata más extremista ganara las primarias de la coalición izquierdista, las encuestas muestran sistemáticamente que la candidatura de derecha que pase a segunda vuelta está mejor aspectada para alcanzar la presidencia en el periodo 2026-2030. Pero la incertidumbre sobre cómo se conformarán las listas de candidatos al Congreso alimenta las dudas sobre qué sector tendrá mayoría en ambas cámaras en el próximo periodo. Cuando se cumpla el plazo para inscribir candidaturas presidenciales el 16 de agosto tendremos una mejor idea sobre qué tan polarizado y qué tan cargado a un sector u otro esté el próximo Congreso Nacional.
“Si evita autodestruirse en esta incomprensible lucha fratricida en la que está ahora inmersa, la derecha debería tener la mejor opción para ganar la elección presidencial, hay más incertidumbre sobre la composición del próximo Congreso”
Aunque ha habido mucho movimiento en las encuestas, con candidatos que suben y bajan como la espuma, es innegable que la opinión pública aparece más inclinada a apoyar una candidatura de oposición que a una candidatura del oficialismo en la probable segunda vuelta que debe realizarse el 14 de diciembre. Dada la baja aprobación del gobierno saliente del Presidente Gabriel Boric, y considerando que una amplia mayoría de los chilenos cree que el país avanza por el sendero equivocado, es difícil imaginar que Jeannette Jara logre revertir la seguidilla de victorias electorales para la oposición que han ocurrido en Chile desde las presidenciales de 2009. Además, el oficialismo pareció cavar su propia tumba al votar por una candidata que milita en el partido de izquierda más radical y retrógrado (¿quién puede seguir creyendo en el marxismo leninismo 35 años después de la caída del Muro de Berlín?). En un país que ha dejado claro que quiere mejorar el modelo capitalista, la abanderada oficialista siempre ha creído en un modelo basado en la lucha de clases, el estatismo y la abolición de la propiedad privada.
Aunque hay buenas razones para creer que, si evita autodestruirse en esta incomprensible lucha fratricida en la que está ahora inmersa, la derecha debería tener la mejor opción para ganar la elección presidencial, hay más incertidumbre sobre la composición del próximo Congreso. En el Senado, se renuevan 23 de los 50 escaños. De esos, 12 ahora son ocupados por legisladores de derecha y 11 por legisladores de izquierda (incluyendo 3 que fueron electos como Demócrata Cristianos en 2017, Provoste, Rincón y Huenchumilla). Como Rincón ya no vota con el oficialismo, para todos los efectos prácticos, la derecha defiende 13 escaños y la izquierda solo defiende 10.
En las siete regiones que renuevan senadores, hay tres que eligen cinco escaños y cuatro que escogen dos (binominales). Suponiendo que las regiones binominales den un senador a cada sector y que las que escogen cinco den al menos dos senadores a cada sector, cada sector tendrá un piso de 10 senadores. Si la izquierda logra un tercer senador en dos de las tres regiones que escogen cinco escaños, la izquierda sumará 12 escaños, los que añadidos a los 13 senadores cuyos periodos vencen en 2030 (incluyendo al PDC Iván Flores y a los independientes Karim Bianchi y Fabiola Campillai, pero excluyendo al ex DC Matías Walker), y tendrá la mitad de los escaños en el Senado.
La probabilidad de que la izquierda logre tres de los cinco senadores en las regiones de Valparaíso, Maule y Araucanía es considerable, toda vez que la derecha probablemente se presente en dos listas en la elección parlamentaria. Incluso si la derecha logra negociar un acuerdo por omisión en las regiones binominales, ese acuerdo no tendrá efecto en las regiones que escogen cinco senadores. Como la izquierda va unida, el premio que da la cifra repartidora D’Hondt a la lista que logra la primera mayoría relativa en cada unidad electoral probablemente beneficiará a la coalición de izquierda. Como hoy parece difícil que la derecha logre presentar una lista de unidad para las elecciones parlamentarias, el escenario más probable es que la izquierda logre controlar al menos 25 escaños en el Senado en el periodo 2026-2030 y, probablemente, alcance mayoría (excluyendo a los ex DC). Si el próximo presidente es de derecha, recibirá la banda presidencial de un presidente del Senado que será electo por la mayoría de izquierda.
En la Cámara de Diputados, la izquierda también se beneficiará de la lista única. Como ahí hay distritos pares e impares, el impacto de la cifra repartidora D’Hondt será menor. Además, pudiera haber diputados electos en listas alternativas que desorden el naipe. Pero es altamente probable que la coalición de izquierda quede más cerca que las coaliciones de derecha de lograr la mayoría entre los 155 miembros de la Cámara.
Recién el 16 de agosto sabremos cuántas listas se presentarán al Congreso y podremos hacer mejores estimaciones sobre cuál será la composición de ambas cámaras en el periodo 2026-2030. Por lo pronto, es innegable que buena parte de la suerte que correrá Chile en el periodo 2026-2030 se juegan en las dos semanas que se vienen. Si la derecha no logra una lista de unidad y la izquierda se presenta en una lista única, la mayoría en el Congreso estará en manos de la izquierda en el periodo 2026-2030.